El pasado viernes 10 de octubre se dio cierre al Congreso Latinoamericano de Arquitectura, instancia organizada por la Universidad de Morón en la Provincia de Buenos Aires. El encuentro propició un espacio para el intercambio académico y la integración entre estudiantes, académicos y profesionales de América Latina.
Una de las actividades que generó mayor interés fue el Premio Til, en el que los estudiantes de arquitectura pudieron presentar sus proyectos participantes frente a un jurado de expertos. Cerca de 150 equipos de toda Latinoamérica tuvieron la oportunidad de defender sus propuestas, resultando ganador el equipo colombiano compuesto por Julio César Cabrera Cano y Julián Oquendo Valenzuela, ambos arquitectos en formación de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Conoce la propuesta de Julio Cabrera Cano y Julián Oquendo Valenzuela (Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia), ganadores del Primer Lugar en el concurso latinoamericano.
Nuestra Editora en Jefe, Pola Mora, asistió en calidad de Jurado al Congreso Latinoamericano de Arquitectura, y ésta es su reflexión sobre el proyecto ganador:
"Este proyecto marcó una diferencia respecto a la totalidad de propuestas presentadas por los estudiantes durante las 3 jornadas de defensas. Uno como arquitecto espera de los estudiantes propuestas que tensionen y permitan abrir la discusión respecto del rumbo que tomará la arquitectura en los próximos años. REBELIÓN, el nombre del encuentro convocado por Óscar Borrachia, no es casual, sino que apela a la frescura e irreverencia propia de los estudiantes. Es este ánimo de convertir la disconformidad en contra propuesta al statu quo, el que esperamos ver más en el discurso arquitectónico latinoamericano".
Según los ganadores: una sala anexa temporalmente al Museo de Antioquia de Colombia, que hace referencia a la arquitectura marginada, valorando las cualidades espaciales de la necesidad y la precariedad, que termina siendo un pabellón destinado a la exposición de arte povera, como tendencia emergente del arte contemporáneo.
Nace tras la pregunta: ¿cuál es la identidad de Medellín? Como respuesta inmediata aparece la arquitectura precaria y marginada en la periferia de la ciudad.
Al plantearnos esta pregunta encontramos que Medellín, como muchas de las ciudades latinoamericanas, tiene dos paisajes muy definidos: uno globalizado y planificado y otro marginado e informal.
Encontramos un interés proyectual en la arquitectura informal que se compone por una serie de circunstancias que quisimos rescatar, producto de la identidad, la idiosincrasia y las condiciones socioeconómicas del país.
Esta arquitectura tiene dos grandes características, la primera es un sistema parasitario de inserción urbana que se abastece de los servicios de la ciudad a espalda de lo planificado. Y la segunda es una estética producto del azar y la precariedad.
El proyecto parte de estas dos premisas y con esta busca un espacio hito que cree contraste en la ciudad globalizada y planificada, con la finalidad de hacer evidente las atmósferas de la arquitectura de la necesidad, presentes en el paisaje de Medellín. Trasladándolo a un lugar público, que permita el contacto visual y físico con los ciudadanos, y que a su vez elabore un capitulo en la memoria colectiva de la ciudad de Medellín.
En este mismo orden de ideas el proyecto se localiza de forma parasitaria en el Museo de Antioquia. Este edificio esta ubicado en el centro de Medellín, construido en 1937 y cuenta con un valor patrimonial e histórico en la ciudad, debido a que fue el edificio del ayuntamiento municipal y hoy en día es el museo central de arte de la ciudad.
Por ser un edificio con valores patrimoniales el proyecto se inserta de manera que no altera la estructura espacial del edificio, pero aun así logra afectar el paisaje circundante de manera temporal por medio de la invasión de la fachada principal del Museo.
Para lograr invadir la fachada del museo de manera sistemática, y teniendo en cuenta los costos de producción de una intervención de este tipo, el proyecto esta creado a base de módulos estructurales independientes que se van conectando para crear un espacio expositivo.
Una vez lista la conformación estructural compuesta por repetición de módulos, se crea un recinto el cual lo envuelve en una piel y un entrepiso en maderas recicladas, producto de maderas en desuso, restos de producción, ruinas de otros edificios. Esto con la finalidad de hacer referencia directa a las viviendas que se autoconstruyen de manera azarosa en las periferias de Medellín.
Su estrategia de localización es desmontar dos ventanas del edificio, ubicar una viga en acero simplemente apoyada sobre la viga de amarre del techo del Museo. Descolgar los perfiles metálicos que dan la forma al módulo y localizar una cercha metálica en forma de pata que evite el volcamiento del Pabellón. Y así construir los 5 módulos en la fachada oriental o en cualquier otro lugar que lo permita. Su condición de estructura en acero le permite al Pabellón ser 100 por ciento reciclable y poder trasladarse a uno o más lugares para exhibir e invadir.
Además su piel y entresuelo son en madera reciclada y mixta. Ésta habla de cómo es la arquitectura marginada y cuál es la atmósfera la necesidad, puesto que esta madera es reutilizada de otros lugares, y habla de las condiciones del azar y la necesidad, el proceso cíclico y las afectaciones temporales de la materia.
El Pabellón cuenta con varias alturas libres, entre 5 y 7 metros con diferentes pliegues que varían la condición espacial. Su cubierta es en materiales translúcidos y reciclables, cubiertos con trozos de madera que controlan la incidencia solar directa.
El Pabellón es accedido por una ventana, precedida por una rampa dentro de la sala del tercer piso del Museo. Cuenta con pliegues internos que forman microespacios de exposición dentro de la plataforma, semejándose a la intersección de estas casas, enunciadas al inicio. El recorrido finaliza al salir por una segunda ventana.
Proponemos que su piel tenga dilataciones y aberturas, no solo por los diferentes tipos de madera sino también para obtener un mayor beneficio de ventilación natural, constante renovación de aire y la filtración poética de la iluminación.
El proyecto afecta la fachada oriental del Museo, construyendo un paisaje efímero con una carga afectiva, tectónica y atmosférica que hablan de las condiciones espaciales y arquitectónicas de una sociedad marginada en la ciudad latinoamericana. Donde parte de la población sobrevive de manera invasiva, pero teniendo una inteligencia colectiva de cómo construir de manera azarosa y recursiva sus viviendas. Como lo enuncia peter Zumthor en su libro Atmosferas “La atmosfera habla de una sensibilidad emocional, de una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir”.
Creemos que la arquitectura tiene la responsabilidad de desdibujar los límites, de integrar a toda la población de la ciudad y reflejar sus ideales. El pabellón de manera simbólica quiere proyectar en la ciudad un idea de igualdad, haciendo evidente lo marginal.
Concurso
Premio Til 2014Premio
Primer LugarNombre de la Obra
Atmósferas de la NecesidadArquitectos
ArtefactoUbicación
Antioquia, ColombiaArquitecto a cargo
Julio Cabrera Cano y Julián Oquendo ValenzuelaAño Proyecto
2014Fotografías
Cortesia de Artefacto, Juan Carlos Aristizabal